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Non é estraño que do fondo dese espazo xurda un foco de luz, coas connotacións de transcendencia que queiramos ver. Por unha banda, todo é perfectamente plástico e importa o que hai no espazo do cadro, pero a un tempo, como ocorre na mellor arte, hai algo máis, que non é que estea fóra dese espazo, senón que permanece oculto, velado, ou ben visible e que non sabemos ver, e que lle dá sentido a todo.
José Corredor-Matheos. Fragmento catálogo “Memoria Futura” Casa da Parra, Santiago de Compostela, 2001
Cada obra de Alfonso Costa é unha ollada vertixinosa, aguda e vital sobre o home e a súa condición, sobre o mundo que nos tocou vivir; unha ollada persoal que apela a todo o que nos identifica e nos fai iguais.
Senén Barro Ameneiro, 2005
De la mano del silencio viene la luz que es descubierta entre la oscuridad del fondo por el blanco transparente, el mismo que matiza el foco central del cuadro y también el que sirve de enlace con la poesía, con las palabras de Eva Veiga, palabras que intensifican, si cabe más, el sentido lírico, esa sensación de atmósfera amable y apacible que transpiran estas obras.
Mercedes Rozas. La Voz de Galicia, 2009
No es que el pintor se haya propuesto, como diría Ortega, "deshumanizar la realidad", sino todo lo contrario: deformarla, con arreglo a su sentido estético, a su formación cultural, a su racional intención, para humanizarla, transformándola, dándonos otra nueva, a través de todas aquellas circunstancias, con un resultado espectacular, enriquecedor y cargado de sugerencias, porque ha sido realizado, con la pasión juvenil y la madurez de una larga y concienzuda experiencia.
Cesáreo Rodríguez-Aguilera
Costa busca continuamente su naturalidad, su espontaneidad, su pintura... Pero participa en lo fundamental de las inquietudes de nuestro tiempo. Sus pasiones, su modo de "estar" en pintura, sus búsquedas y sus hallazgos se encuentran en perfecta sintonía con la de los mejores pintores de este siglo.
José Manuel García Iglesias. 1991.
Alfonso Costa posee un lenguaje pictórico rico y refinado, entreverado de exquisiteces, con el que nos cuenta el drama interno del hombre llamado a ser ángel por sus potenciales virtudes y que tiende a ser demonio al complacerse en la realidad de sus vicios. No es un moralista, sino un testigo que cuenta lo que ve y establece con su arte las imágenes que más representa a la actual sociedad. Pintura dura por lo que cuenta, pero muy bien expresada.
Josep M. Cadena. El periódico de Cataluña, 1993
A lo que sí permanece fiel el pintor noiés es a su preocupación por el movimiento, que si es evidente en sus cuadros de temática deportiva no está prácticamente ausente nunca de su obra. Fuerza, tensión, movimiento; arquitecturas derruidas, fuego, destrucción, personajes sugeridos, ambiguos... configuran el mundo particular, atractivo y sugerente como pocos, gótico y barroco expresionista y surrealista...
Joaquín Lens. El Correo Gallego. 1987
Lo que yo deseo significar en su pintura es el arrebato con que ella se anima, que unas veces marca la placidez del alma y otras el ardor de la sangre, que es lo que se ha dicho de la paz, que era el descanso entre dos guerras, y usted es seguir su propia confesión, un experimentador, que es como decir un permanente luchador, un peleador nato...
José de Castro Arines. 1986. Conversación sobre vocación, pintura y manierismo.
Junto á esta imaginación desbordada a esta alada fantasía, subyace un equilibrio de las nebulosidades psicológicas que caracterizan las formas pasadas por el tamiz de un denso contenido. Fantasía pícara muchas veces goliardesca, otras, siempre con firme tensión lúdica que transita por los entresijos del alma y de la carne para darnos una visión, repito plenamente humanizada...
Fernando Mon. Ideal Gallego. 1980
En concreto a obra de Costa representa na nosa terra, unha das máis serias aportacións a unha sensibilidade moi achegada, polo seu vóo onírico, a sua atmósfera e a sua operatividade, ó surrealismo. E non só niso senón tamén no sarcasmo, no humor negro, na imaxinación e no erotismo rebordantes, na sinrazón, nos encontros, nos aparecidos, nos sonos e, en xeral, nas realidades sorprendentemente atopadas, alucinadas e máxicas...
Xavier Seoane. La Voz de Galicia. 1981
Alfonso Costa peint de hautes figures connues ou inconnues, qu'iI tord, qu’il broie, qu’il distend, qu'il change en monstres. lmpossible d'oublier qu'il appartient á la nation de Goya et de Picasso. Cette peinture noire a une grande noblesse.
René Micha. La Foire de la Bastille. 1975 (París)
Es la curiosidad de la creación lo que le guía en ese mundo imponderable y dramático de lo que él sugiere que pudo y puede ser, que, para él es una manera sin remedio. El gran dibujante y el gran pintor que es este artista coruñés, no interpreta a Velázquez, no pretende hacerlo: se lo "cuenta" a sí mismo, lo traduce a su lenguaje, un lenguaje que hemos de reconocer lleno de pureza... Lo que en Costa Beiro hay de revolucionario del lenguaje visual responde a la claridad de su sensible manera de ser y estar en el mundo y en la vida con dos poderosísimas armas: su dibujo y su pintura, y saber por qué es y está.
Fernando Gutiérrez. La Vanguardia Española. 1974 (Barcelona).
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